Cuando conoces la riqueza de Altea y comienzas a disfrutarla, ocurre algo muy especial. Sientes cómo el mediterráneo te envuelve con su luz y alegría, cómo sus blancas calles te transportan a otra época, o como la riqueza de su gastronomía, envuelve tus sentidos, te llevan a querer transformarte, en un auténtico alteano. Si vienes por Altea, es muy posible que sientas esa sensación… atrápala y quédatela, porque no será facil, que puedas olvidar tu deseo, de vivir como un alteano.
